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17/11/2018

La gestión de la RSC como parte de la estrategia corporativa

En muchas ocasiones se habla de empresas que son socialmente responsable. Pero á¿qué significa esto? Una empresa socialmente responsable busca el equilibrio entre la rentabilidad económica, la mejora del bienestar social de la comunidad y la preservación del medio ambiente, teniendo en cuenta además el interés social y medioambiental de las agencias gubernamentales y otras organizaciones.


Este concepto, también denominado Responsabilidad social de las empresas, tiene su inicio en Estados Unidos entre finales de los años 50 y principios de los 60, ligado a movimientos ideológicos como son la Guerra de Vietnam. La RSC es entendida como una filosofí­a que enfoca la empresa hacia los negocios y búsqueda de beneficios, incorporando a su vez en su gestión las preocupaciones y expectativas de sus distintos grupos de interés (stakeholders) y con una visión enfocada al largo plazo. De este modo se busca alcanzar objetivos de rentabilidad, mejora del bienestar social y preservación del medio ambiente, tratando que la consecución de unos no haga que nos olvidemos de la importancia de los otros. Los principios que rigen la RSC podrí­an mencionarse como:

  • El cumplimiento de la legislación
  • Su carácter global
  • Compromisos éticos objetivos
  • Impactos que genera la actividad empresarial
  • Satisfacción e información
Podemos encontrarnos distintas áreas de responsabilidad corporativa: la económica, cuyo fin es maximizar el beneficio y valor de la empresa buscando la eficiencia y la productividad, la sociocultural, con polí­ticas que protegen los derechos humanos, con el desarrollo de productos que no son perjudiciales para la salud y resultan seguros para el consumidor, la medioambiental, mediante el uso de medidas preventivas para evitar dañar el medioambiente creando además productos sostenibles, la relativa a las condiciones de trabajo, con el cumplimiento legislativo, un buen entorno laboral, el aprendizaje continuo y promover la salud personal, la seguridad y el bienestar en el modo de vida de los trabajadores.

Por ello, las empresas deben fomentar un desarrollo sostenible tratando de encontrar un equilibrio entre las prioridades del desarrollo económico, el progreso social, el bienestar de los trabajadores y la protección medioambiental. Para implantar con efectividad un sistema de RSC hay que adaptar procedimientos generales y especí­ficos, registros e instrucciones, así­ como modificar los procesos de la organización a fin de que integren los aspectos de RSC. Las organizaciones deben plantearse si las capacidades y la formación de los trabajadores implicados en el despliegue son las precisadas para su desarrollo.


El Balanced Scorecard es, como hemos visto en otras ocasiones, una herramienta con la que pueden contar las empresas para trasladar su estrategia a un plano más real, al dí­a a dí­a de la empresa. Por tanto, la pregunta que debemos hacernos es á¿Las empresas que quieran que la RSC forme parte de su dí­a a dí­a pueden contar con esta herramienta para conseguir integrar esa responsabilidad social?


Con todo lo anterior, y puesto que la herramienta del BSC destaca su sencillez a la hora de gestionar los intangibles en la empresa, se considera que manejar la gestión de RSC puede llevarse a cabo con la misma; incluso, por qué no, diseñando un BSC individualizado sólo para dicha gestión, con su propio mapa estratégico en el que se presenten objetivos para las cuatro áreas de responsabilidad.


Algunos autores, como Johnson S.D o Kaplan y Norton, consideran que la Responsabilidad Social Corporativa se puede incluir como una nueva perspectiva o lí­nea estratégica dentro del BSC para mejorar la gestión estratégica. Así­, Johnson.S.D realiza una propuesta de identificación y selección de indicadores del comportamiento de la RSC a través del BSC. Mediante dicha metodologí­a analiza cuatro perspectivas para las que fija distintos objetivos estratégicos. En todas ellas podrí­an incorporarse objetivos que integran algún componente de ámbito social, económico, de las condiciones de trabajo o medioambiental, por lo que la implementación de la responsabilidad social en la gestión estratégica se podrí­a realizar incluyendo en cada una de las perspectivas distintos objetivos en función de las “intenciones” estratégicas de la organización. De esta forma se habla de la introducción de una Lí­nea estratégica denominada de “Responsabilidad Social”. Para compañí­as que realizan determinados tipos de actividades el área social puede ser de importancia estratégica vital para su supervivencia, por lo que ya podrí­a estar justificada la inclusión de una quinta perspectiva especí­fica de análisis en el BSC para incluir otros stakeholders distintos a los clientes, accionistas o empleados; como son los gobiernos, autoridades locales, ONG’s, asociaciones de consumidores, etc. (Kaplan y Norton, 2001). Estarí­amos haciendo referencia a una perspectiva social. Además, en la perspectiva económica y en la perspectiva del Aprendizaje y Crecimiento se añadirí­an objetivos relacionados con estas áreas de la RSC.


Los profesores de la Universidad de Zaragoza Alfonso L.V y Fernando L.M se plantean dónde se incorporarí­a una nueva perspectiva de la RSC dentro del BSC. Afirman que la Gestión de la RSC es un proceso interno en la empresa por ello se situarí­a entre la perspectiva de procesos internos y la perspectiva de Aprendizaje y Crecimiento, puesto que necesitamos la definición de una serie de estándares de actuación en este ámbito, y por otra parte, el desarrollo y puesta en práctica del propio sistema de gestión de la RSC.


En cualquier caso, los profesores Fernando y Alfonso descartan la posibilidad de que se convierta en una perspectiva con gran peso en el ámbito Cliente puesto que eso serí­a hacer las cosas no por convicción sino por imagen. La verdadera gestión de la RSC debe centrarse en los terrenos de la ética, legalidad y del buen hacer. De este modo, el BSC es una herramienta que permite situar la RSC dentro de la estrategia de la organización y alcanzar objetivos en sus cuatro áreas de forma convincente y sostenible, ya sea incluyéndolos dentro de las cuatro perspectivas a través de una lí­nea estratégica especí­fica, como creando una nueva perspectiva. A partir de este punto, el reto está en cómo profundizar en el desarrollo y gestión de la RSC a través del despliegue y alineamiento del BSC corporativo hacia un BSC individualizado de la Responsabilidad Social Corporativa.

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